Animalia

Para que no teman a las bestias
les muestro mis ojos de rana,
mis dientes de leopardo,
y mi boca de faisán;
y les digo que soy bueno,
pero no me creen.



I
Hoy me despertaron los pájaros:
ya no duermo,
canto.



II
Tuve que abrir los ojos y respirar
como si nunca hubiera nacido.



III
El sol baja a la tierra.



IV
La tierra tiembla bajo el sol
que nos ama en una luz
y el agua corre entre las piedras
como recién nacida.



V
¿Qué hace tu mano en mi alma?
Me habla de montañas que no se ven.



VI
Mi voz salta alegre como un río.



VII
¿Habrá siempre un camino hacia otro lugar?



VIII
Si un dios me matara no sabría qué hacer.



IX
Las vacas se mueven
y pronto se irán
pastando en silencio.



X
Si pudiera desaparecer en silencio de todo lo que me ata,
caería en mi carne fresco como un niño.



XI
Feliz como una rana
nado
pensando en nada.



XII
La noche crece
y la luz se va.



XIII
De noche me detengo a escuchar
los animales sin palabras
esperando al sol.



XIV
En la tibia tierra
se hunden los perros
y huelen a pino
cuando la noche se va.



XV
Ya sé qué hacen los sapos:
salen de noche a meditar
y la luna los conmueve.



XVI
¿Qué hicieron los sapos hoy?
Honraron a la luna
sentados en el pasto
y al amanecer lloraron
ofrendando su humedad.
Luego volvieron a las cuevas.



XVII
Flores mágicas
que en primavera se alzan
con el perfume de los dioses,
jazmines blancos
como algo que no existe
en el aire de la noche
hablan del sol.



XVIII
Lo pájaros no duermen,
cantan.

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